Cuando te descubrí ya era adulto. Antes casi no había reparado en ti. Eras algo pasajero, algo sin poso, algo sin provecho; eras sin ser para mí.
Eras algo que debe pasar pero que no tiene destino. Eras el grito desesperado que lucha por sobrevivir.
Eras la infancia sin sonrisa.
Eras pues algo sin referente que los adultos deben soportar por determinismo genético y social. Eras la consecuencia del absurdo que nunca se comenta por no quedar mal. Eras aquello que se dice que se quiere pero que poco se cuida. Eras la vanidad del humano.
Eras la infancia sin sonrisa.
Pero, llegó el momento y descubrí tú sonrisa. Ví en ella la pureza de un sentimiento, la manifestación de una alegría, el proyecto de una vida. Me deslumbró, me atrapó dio sentido a mi otoño. Desde que la conocí no puedo ver otra cosa en las personas. Ahora por donde quiera que vaya sólo veo que el humano sonríe y que detrás de su máscara de dolor existe, perenne, la infancia con sonrisa que los adultos no queremos ver.
Eras algo que debe pasar pero que no tiene destino. Eras el grito desesperado que lucha por sobrevivir.
Eras la infancia sin sonrisa.
Eras pues algo sin referente que los adultos deben soportar por determinismo genético y social. Eras la consecuencia del absurdo que nunca se comenta por no quedar mal. Eras aquello que se dice que se quiere pero que poco se cuida. Eras la vanidad del humano.
Eras la infancia sin sonrisa.
Pero, llegó el momento y descubrí tú sonrisa. Ví en ella la pureza de un sentimiento, la manifestación de una alegría, el proyecto de una vida. Me deslumbró, me atrapó dio sentido a mi otoño. Desde que la conocí no puedo ver otra cosa en las personas. Ahora por donde quiera que vaya sólo veo que el humano sonríe y que detrás de su máscara de dolor existe, perenne, la infancia con sonrisa que los adultos no queremos ver.
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