TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.
Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.
¡¡¡Ven te esperamos!!!

"Y SI"
Publicado por Paco Bailac miércoles, noviembre 30, 2011 1 comentarios
Etiquetas: Pinkola
¿CONSUELO O ALIMENTO?
Publicado por Paco Bailac lunes, noviembre 28, 2011 1 comentarios
Etiquetas: Pinkola
MUJERES....... ¿LIBERTAD?

Declararse machista o efectuar declaraciones que lo denoten causa, aquí y ahora, alarma social. Y se paga. Que se lo pregunten a Fernando Trocóniz, ex presidente del Pacto de Toledo. Dijo que no sería mala idea que las mujeres cobraran menos pensión, dado que viven más, y había que oírlo al día siguiente en las televisiones: "Me arrepiento, lo reconozco". Daba pena verlo, pero el acto de contrición no le valió de mucho. Él mismo presentó su cabeza a su partido, el PP, que se limitó a aceptar la ofrenda sin más comentarios.
Tras décadas de campar a sus anchas, declararse machista causa aquí y ahora alarma social. Y se paga
Casa, hijos, vida privada. Ellas tienen que plantearse la disyuntiva al aceptar un trabajo. Ellos, no
Pero esta clase de deslices que tan caros salen ahora no son exclusivos de la derecha. Fernando Salinas, juez progresista del Consejo General del Poder Judicial, tuvo otro, glorioso, con motivo de la elección en febrero de la primera magistrada mujer del Tribunal Supremo. Irritado con la designación de Milagros Calvo, candidata del sector conservador, a Salinas se le fue la fuerza por la boca. "Esta señora será el florero del Supremo", soltó. (...) Se le escapó, y tuvo que pedir disculpas públicas. (...) Tras décadas de campar a sus anchas, los machistas de este país han desaparecido del mapa. Ha sido imposible que ningún varón, nombre y apellidos mediante, se reconociera como tal y ofreciera sus razones en este reportaje. ¿Una victoria del movimiento feminista? Menos lobos. Más bien, una mezcla de saludable progreso social, una parte de corrección política -¿dónde están, también, homófobos y racistas?- y una estricta aplicación del manual de buenas prácticas comerciales.
El cliente siempre tiene la razón, y las mujeres son hoy, más que nunca antes, excelentes parroquianas. (...) Ellas votan, compran, influyen, crean y destruyen tendencias, opinan, presionan. Cuentan. Mejor tenerlas contentas. Los publicitarios hace tiempo que lo tienen claro. "El anuncio de la típica tía buena y el deportivo está en desuso. Aparte de que está pasado de moda, es que ya no vende. Pero existe otra razón: cada vez hay más mujeres en este negocio. Ni se nos ocurren, ni el cliente nos los pide, ni nos gustan", arguye Marta Rico, socia de la agencia Señora Rushmore, encargada de poner al día el legendario "Soberano es cosa de hombres", que ahora se anuncia con un corto de Miguel Bardem titulado El rey canalla.
A Inés Alberdi, socióloga feminista, no le molesta tanta cortesía. "El patriarcado sigue, pero está de capa caída. Hasta hace poco, las mujeres teníamos que aguantar chistes, expresiones o anuncios ofensivos poniendo cara de póquer. Ahora sabemos que hay machistas, pero al menos no pueden chulear de serlo. Si es solo corrección política, bienvenida sea".
"¿Que dónde están los machistas?". Enrique Gil Calvo, sociólogo, autor de El nuevo sexo débil. Los dilemas del varón posmoderno (Taurus), acepta divertido el envite. "En la clandestinidad, disfrazados, mimetizados con el ambiente. Pero por todas partes". Lo que sucede, sostiene, es que el machista posmoderno es impecable en sus formas. Usa guantes y no deja huellas. Borra las pruebas. Es imposible de perseguir. "El misógino del siglo XXI practica un machismo condescendiente. Cede el paso a las mujeres. Les concede cuotas, les deja la mitad de todas las representaciones. Ahora sois más en todos los sitios. El Estado va a ser pronto vuestro. Pero debajo de esa realidad intachablemente igualitaria está la situación real. Y esa es que el verdadero poder está en guetos masculinos, y allí no podéis entrar".
-Hay mujeres dirigiendo empresas e instituciones.
-Sí, pero cuando una mujer entra en esos clubes es porque los de dentro le han dejado. Es una mujer domesticada, capaz de estar en ámbitos masculinos sin molestar, sin rivalizar con ellos, aceptando sus reglas del juego. Y es en esos entornos secretos, clandestinos casi, donde se toman las decisiones políticas o de negocios. Y lo demás da igual que se lo queden las chicas. Porque sí, ellas tienen más títulos y son más empollonas y más brillantes. (...)
Más de la mitad (53%) de los universitarios españoles son mujeres. Seis de cada 10 licenciados en 1998 fueron licenciadas. Pero solo el 13,2% de las cátedras están ocupadas por catedráticas. Las chicas suspenden (27%) menos que los chicos (36%) en secundaria. Pero el paro femenino dobla al masculino, y cuando trabajan, ellas cobran el 22% menos que ellos en todos los sectores laborales. Las españolas solo ocupan el 31% de los puestos directivos de las empresas públicas y privadas, no llegan al 30% de los escaños de los parlamentos, solo hay un 10% de alcaldesas y ninguna presidenta autonómica. Y recuerden cómo llamó a la única magistrada del Supremo su colega Salinas.
¿No las dejan subir o no quieren pagar el precio del ascenso? José Bono, presidente socialista de Castilla-La Mancha, lo dijo: "Yo quería tener seis mujeres, pero tres me dijeron que no". El gracioso de Bono se refería a la composición de su consejo de gobierno. Quería más consejeras que consejeros, pero las candidatas rechazaron, según él, su oferta con un argumento irrebatible: "No vamos a tener tiempo". ¿Tiempo para qué? ¿Qué cosas, además del trabajo, tienen que hacer ellas que los candidatos varones ni se plantearon? Premio: la casa, los hijos, la vida privada. Ellas se tienen que plantear la disyuntiva. Ellos, no. El peaje, demasiado caro para algunas, determina el perfil de muchas triunfadoras: mujeres solteras, o divorciadas, o sin hijos, o con hijos que ya vuelan solos. Y las que no se ajustan a ese patrón son las reinas del trampeo, del equilibrismo y del vivir la vida no ya al día, sino al minuto, para salvar el pellejo en casa y en la oficina.
Pero mientras la cima aún está lejos, la base se ensancha. Más mujeres se hacen visibles en todas partes. Hasta en la cárcel. Y otras muchas vienen de fuera, solas, a trabajar a este país para que quizá sus hijas no tengan que conformarse con el último peldaño. Porque no pocas de las que suben escalones lo pueden hacer gracias a que una legión silenciosa de mujeres inmigrantes cuidan de sus casas y sus hijos mientras tanto. La periodista Montserrat Domínguez, de 38 años, dos niños, directora de La mirada crítica en Tele 5, lo expone gráficamente: "Yo trabajo porque tengo una mujer en casa que cuida de mis hijos y que, a su vez, tiene en su país a una madre-abuela que cuida de los suyos. Benditas sean las dominicanas, las ecuatorianas... Las que trabajamos deberíamos manifestarnos para flexibilizar la Ley de Extranjería".
Montserrat es una baby-boomer. La copiosa generación de mujeres nacidas en los sesenta. Las hijas de las pioneras del feminismo, esas que estrenaron la píldora, mujeres que ahora tienen 55 años, que impulsaron a sus hijas a prepararse y lograr lo que se propusieran. Las nietas de las mujeres mayores de este país, las que andan por los 75-80 años, las que vivieron con la idea de sacar la familia adelante y tuvieron los hijos que Dios o sus renuncias quisieron. Y Montserrat y sus amigas son, ellas sí, las que han dado por descontada la igualdad.
Un equipamiento de serie "hasta que empiezan a trabajar o tienen un hijo", dice Inés Alberdi, autora de ese retrato de abuelas, hijas y nietas. "Entonces se sorprenden de que las cosas quizá no han cambiado tanto y se enfurecen de que les apliquen, a ellas, criterios tradicionales. Como tienen poca preparación e interés para lo doméstico, y sus parejas tampoco (...), el conflicto está latente. Además, tienen expectativas muy altas respecto a la sexualidad y la relación de pareja. No aguantan como sus madres y sus abuelas, y el riesgo de quiebra en la relación es constante".
Ellos y ellas están en esa edad crítica en que coinciden el mayor grado de exigencia profesional y la absorbente crianza de los hijos, en estado de negociación permanente. "Es un choque de trenes", explica Alberto Rull, director de la productora de la serie Ella y él. "Cristina ha sido educada para ser la perfecta esposa y madre, y a la vez comerse el mundo en el trabajo. Pepe, por su parte, con una educación machista tradicional, está enamoradísimo de esta nueva mujer y se debate entre sus reacciones más primarias y la necesidad de aflorar sus sentimientos. Ambos son pioneros, no tienen referentes, están investigando, y de sus avances y retrocesos salen las claves para llevar una relación nueva". Y de paso, unos diálogos desternillantes que han enganchado a muchos críos entre cuatro y 10 años, "quizá porque ven retratados a los marcianos de sus padres", sostiene Rull, clónico -36 años, casado, una hija de un año- del varón de la pareja protagonista.
Son los tipos como Pepe, o como Rull, o como los compañeros de Montserrat Domínguez, "que quieren llegar a casa a tiempo para bañar a su bebé"; los que, según la demógrafa Anna Cabré, están haciendo una revolución de uno en uno. "Me interesa mucho lo que ocurre con los hombres", dice esta profesional feminista. "(...) El camino de las mujeres hacia la igualdad se ha hecho bajo los focos, y las ha llevado a la esfera pública, pero el de ellos es silencioso y se dirige hacia lo privado, que es íntimo, sin estadísticas. Pero se está haciendo".
Publicado por Paco Bailac domingo, noviembre 27, 2011 2 comentarios
Etiquetas: Coaching Personal/Solidario
¿CAMBIAMOS LA ÓPTICA?
del ser humano y sin embargo no es igual para todos.
Cada uno tiene su costumbre y vive con ella,
ya sea en la gloria o en el desastre.
Los generosos, y en especial los filántropos,
tienen la costumbre de ayudar al prójimo.
Los tiranos y los despótas suelen tener la costumbre
de torturar, invadir y asesinar.
Mario Benedetti
¿Podemos cambiar? A menudo nos escudamos en compromisos con otros o en falta de tiempo, y vamos dejando pasar los años sin
ser dueños de nuestra propia vida.
"Cuando conquistas tu miedo, conquistas tu vida". El miedo es el gran freno para cualquier cambio de la vida. Nos sorprende en el peor momento y de la peor manera, exhibiendo ante nuestros ojos todos los peligros a los que nos exponemos y colapsando nuestra capacidad de decisión.Reorganizar nuestro tiempo. "Lo más importante está enterrado bajo capas de problemas apremiantes y preocupaciones inmediatas""No inventamos, sino que detectamos nuestra misión en la vida" Todos tenemos un sueño que nos haría especialmente felices realizar, y que daría un nuevo sentido a nuestras vidas.Elegir el equipaje imprescindible. "Buscamos la felicidad en lugares equivocados".Elegir los compañeros de viaje. "Somos tan felices como lo son nuestras relaciones"Nos han enseñado a trabajar; no a vivir ni a entender la vida.
¿Podemos cuestionar la tradición o estamos cómodos con ella?
¿La tradición nos ha esclavizado?
Publicado por Paco Bailac viernes, noviembre 25, 2011 1 comentarios
Etiquetas: Coaching Personal
¿FANTASÍA?

Publicado por Paco Bailac miércoles, noviembre 23, 2011 1 comentarios
Etiquetas: Pinkola
Compromiso o comodidad.

El socialismo es un sentimiento que la evolución tiene reservado a unos cuantos. Ahora en España, la masa, ha elegido otro lugar para satisfacer sus esperanzas consumistas sin ningún esfuerzo. Tenemos la oportunidad de reformular el modelo de sociedad para el siglo XXI optando por diversos opciones:
Publicado por Paco Bailac martes, noviembre 22, 2011 1 comentarios
Etiquetas: Coaching de Equipos
¿EXISTES?

FERRAN RAMON-CORTÉS
En las empresas, en las familias, en los grupos... hay personas que parece que no existan. Otras desaparecen deliberadamente. ¿Qué podemos hacer para no ignorarlas?
Un consejero de un Gobierno autonómico fue a una inauguración y, como suele ocurrir en estos casos, a su llegada se encontró con un grupo de empresarios que le esperaban. Tras salir de su automóvil, los fue saludando uno por uno, al tiempo que cada uno de ellos se presentaba indicando su nombre y el nombre de la empresa a la que representaba.
"Hay que recuperar y multiplicar aquella comunicación que reconoce la presencia de los otros: saludar, sonreír, mirar a los ojos..."
Al llegar a la última persona del grupo, el consejero le dio la mano y con semblante interrogativo esperó a que se presentase. Visiblemente turbada, la persona en cuestión le dijo: "Consejero, soy su asistente de prensa. Lo acompaño a los actos este fin de semana".
La anécdota no tendría mayor trascendencia si no fuera por el hecho de que el asistente de prensa no era nuevo: llevaba casi dos años trabajando para el consejero.
Todos tenemos a nuestro alrededor gente invisible: son personas que están allí, que existen, pero que nos pasan totalmente inadvertidas o simplemente ignoramos su presencia.
Son personas con las que no hablamos, con las que no contamos, que no sabríamos decir si estaban o no estaban en un determinado evento, o que nos olvidamos de citar cuando rememoramos un proyecto, una cena o un encuentro.
Nos ocurre con personas del trabajo, pero también con amigos, o incluso con la propia familia. Son nuestros invisibles.
Todos tenemos nuestra particular lista, que podríamos fácilmente confeccionar si nos paramos a pensar en ello. Y deberíamos hacerlo, tomar consciencia de que la tenemos, por las implicaciones que tiene para las personas que figuran en ella. Tenemos en esta lista y en primer lugar las personas a las que nosotros hemos hecho invisibles. Son personas a las que, muy a su pesar, no prestamos ninguna atención. Pasamos por su lado sin saludarlas, no contamos con ellas para nuestros proyectos, no sabemos con exactitud lo que hacen y mucho menos quiénes son.
convertidos en 'invisibles'
"El peor pecado contra el prójimo no consiste en odiarle, sino en mirarle con indiferencia"
(George Bernard Shaw)
Ellas no han elegido ser invisibles, pero nuestro comportamiento las hace sentir como tales, y es importante saber que tiene sus consecuencias tanto para la persona como para nuestra relación con ella. En el plano personal, la persona invisible puede ver gravemente afectada su autoestima (los invisibles, especialmente en los grupos escolares, lo pasan muy mal). Y a nivel relacional, ignorar a alguien es un mensaje muy claro: no nos importa. Como reza el dicho, la peor ofensa es la ignorancia.
Es cierto que la mayoría de las veces hacemos a la gente invisible sin darnos cuenta, a menudo simplemente porque obviamos aquella comunicación de cortesía que tiene como misión reconocer la presencia de los otros; así, no saludar por la mañana, o no decir adiós cuando marchamos por la tarde, contribuye a generar la invisibilidad de la gente que nos rodea. La comunicación de cortesía está en horas bajas, y nos la saltamos a menudo, justificándolo con las prisas o con la concentración en nuestros asuntos, pero el hecho real es que estamos ignorando a personas que tenemos a nuestro alrededor.
También es cierto que hay personas que se hacen más invisibles que otras a los ojos de los demás, porque son discretas, porque no les gusta llamar la atención ni aparecer en la foto. Puede ser una actitud absolutamente consciente y deseada, pero puede también esconder una cierta inseguridad personal o baja autoestima. Si este es el caso, ayudarlas a estar presentes será fundamental. Dirigirse a ellas directamente haciéndoles ver que han captado nuestra atención les ayudará. Pasar inadvertido a los ojos de los demás puede vivirse mal. Al fin y al cabo, como afirmaba Mae West, "es mejor ser examinado que ignorado".
Pero en nuestra lista de invisibles tendremos también una serie de personas que tienen una habilidad especial para desaparecer en el momento oportuno, para hacerse ellas deliberadamente invisibles. Son esas personas que cuando hay un problema, cuando hay que arrimar el hombro, desaparecen del mapa sin que quede rastro de ellas.
Lo hacen para ahorrarse trabajo o disgustos, desarrollando una habilidad especial para escabullirse de los problemas. Mi generación aprendió la técnica en la mili, donde lo mejor que podía pasarte es que no existieras a los ojos de nadie, especialmente de los mandos.
Son personas capaces de ocupar un lugar de trabajo sin que nadie sepa a ciencia cierta qué es lo que hacen, y lo que es todavía más sorprendente: sin que nadie se lo pregunte. Son maestros en el arte de fingir estar ocupados y de eludir las responsabilidades. En todos estos casos, nuestra actuación consistirá en no hacerles el juego, en no ponerles las cosas fáciles y, por tanto, en resaltar su presencia siempre que sea posible.
Y finalmente hay también puestos de trabajo tendentes a la invisibilidad. En este caso no son las personas que los ocupan las que se hacen invisibles, sino que por la naturaleza de su tarea tendemos a hacerlas invisibles entre todos. Sugiero al lector que realice una prueba: que vaya a un edificio de oficinas a la hora de entrada o de salida, que se siente en algún rincón en el que tenga el conserje a la vista y que observe qué porcentaje de los atareados oficinistas que entran o salen y que pasan a un palmo de él le dirigen un saludo o simplemente le hacen un mínimo gesto que confirme que han percibido su presencia.
También es destacable cómo se llega a sorprender aquella persona a la que saludamos de forma ostensible y hace horas que nadie lo hace o está acostumbrada a que nadie lo haga normalmente. Pruebe a saludar a un guarda de seguridad de unos grandes almacenes: tardará en reaccionar por su sorpresa.
Acortando la lista
"Nadie es lo suficientemente pequeño para ser ignorado"
(Henry Miller)
Nadie merece, ni por accidente, nuestra ignorancia, así que será bueno revisar de vez en cuando la lista e intentar acortarla, que tienda a cero. Porque la gente a la que hacemos invisible lo pasa mal. Y de la que se hace la invisible debemos evitar ser cómplices.
¿Cómo lo podemos hacer? En primer lugar, recuperando y multiplicando aquella comunicación que reconoce la presencia de los otros. No hacen falta grandes conversaciones ni mucho tiempo: sencillamente saludar, sonreír, mirar a los ojos... y no andar por el mundo ajeno a las personas que nos rodean. Si nos cruzamos por la mañana, saludémonos siempre y hagámoslo de forma sincera. Prestemos atención a los seres humanos que tenemos a nuestro alrededor. Es sin duda cierto que es más fácil responder a un saludo que hacerlo, así que este es nuestro reto: llevar la iniciativa.
En este sentido no ayudan los iPods, los móviles o andar por los pasillos leyendo correos. La tecnología, que tanto nos conecta aparentemente, en este aspecto nos está aislando.
Hemos de reservarnos el tiempo y la capacidad de atención para dar a los demás el mensaje "sé que existes". Hagamos del extendido comportamiento de ignorar a los otros porque tenemos prisa o porque estamos concentrados en lo nuestro la excepción, no la norma.
Publicado por Paco Bailac domingo, noviembre 20, 2011 1 comentarios
Etiquetas: Coaching Personal/Solidario