El hombre espiritual
El hombre espiritual es el resultado de su segundo nacimiento
Primero nace como hombre y después en algún momento de su vida,
renace como ser espiritual. Este renacimiento puede ser progresivo en el
tiempo, fruto de una serie de sucesos, o por una catarsis que marque un antes y
un después.
Todos somos al mismo tiempo ese hombre mundano y ese ser
espiritual, puesto que el proceso de evolución es constante e infinito,
por lo que siempre tenemos que estar despiertos y receptivos para renacer
dentro de nosotros mismos a un nivel superior de conciencia.
Muchas filosofías o religiones abogan por la castidad y la mortificación del
cuerpo, esto es debido a que al castrar la energía sexual de los primeros
chacras (los encargados de la sexualidad, la autoconservación, el bien estar
físico, el disfrute de lo terrenal...) existe una afluencia energética mayor
para el resto. Especialmente la energía que se inhibe en el primero acaba en el
sexto, el tercer ojo, por lo que la persona tiene una predisposición mayor para
ciertas experiencias metafísicas. Sin embargo eso no quiere decir que este
más evolucionado espiritualmente.
El ser humano debe avanzar espiritualmente en plena posesión de todas sus
facultades puesto que esta es la vía natural. La naturaleza nos ha hecho
exactamente como somos, he intentar atajar eludiendo parte de nosotros mismos,
nunca podrá ser acertado: es simplemente una cuestión de sentido común.
Además de la simple rotundidad de que la vía natural es la única vía posible, siempre
que estamos reprimiendo algo, no lo eliminamos, si no que lo hacemos más fuerte.
Y además peligroso. Porque desde nuestra perspectiva de que lo que negamos, por
creerlo inapropiado (si no no lo negaríamos) es malo, el subconsciente a través
de toda la energía que ponemos en negarlo y luchar contra ello, lo va
alimentado y convirtiéndolo en algo más fuerte y siniestro.
Cuando una persona niega su sexualidad o mortifica su cuerpo de
cualquier manera, en realidad esta potenciando exactamente lo que no quiere,
ya se manifieste de esa manera o de otras, esta enfermando su ser aunque no sea
consciente de ello.
La única manera de trascender algo es conocerlo y aceptarlo.
La energía sexual y el resto de placeres carnales, como la comida, un masaje en
nuestro cuerpo, la caricia de una pluma sobre nuestra piel... todo ello
tiene como fin último evolucionar nuestro ser a través de la plenitud y la
felicidad.
El sufrimiento y la mortificación es un medio también para avanzar espiritualmente,
pero es un medio muy denso, de una vibración muy baja y en la cual no deseamos
estar, la plenitud y la felicidad es el medio por el que el ser humano
evoluciona en una vibración más sutil, en una vibración más alta y
deseable.
Cuando imaginamos a un ser espiritual avanzado, sea cual sea nuestra creencia,
lo visualizamos en un estado de plenitud y felicidad, porque esta es
la vía de la iluminación, y la castración, la privacidad y la mortificación
no conducen a la plenitud y la felicidad, es sencillo y es rotundo, se puede
intentar cambiar esto con argumentos enrevesados pero en lo sencillo se
encuentra la verdad.
Es cierto que algunas religiones han optado por mostrar a sus figuras
representativas en actos de sufrimiento y dolor, incluso de plasmarlos en
momentos de tortura y muerte... ¿El porque de esto? Bueno deberían preguntar a
los responsables de tales religiones.
Si le preguntáramos a un niño este respondería que esta mal, y que deberían
mostrarse en aquellos momentos que estuvieran felices y contentos, porque ¿Qué
es lo que queremos trasmitir? ¿Cual es la enseñanza última? ¿Qué es lo que
pretendemos que la gente tenga presente? ¿El sufrimiento? ¿El horror? ¿O la
felicidad y el éxtasis espiritual?
Desde luego si yo muriese quisiera que mis familiares y amigos me recordarán en
plenitud y felicidad, y no que pusieran una fotografía en la cual aparezco
agonizando... Yo abogo por el sentido común del lector, porque en el sentido
común se encuentra la verdad última, por eso se llama sentido común, porque
es el menos común de los sentidos...
El hombre espiritual debe ser completo, debe ser un ser consciente y
amoroso, sensual y sexual que en plena posesión de todas sus facultades,
aquellas que la naturaleza ha puesto en nosotros, avanzar en su recorrido por
la superación personal, por renacer en si mismo a un nuevo estado de conciencia
a través de la plenitud y la felicidad.
El hombre espiritual del siglo XXI debe adaptarse al medio donde vive, al igual
que hizo el del siglo XIX y del XVIII. Meditar en una cueva puede estar muy
bien, tal vez, para ciertas personas, en ciertos lugares, en ciertos momentos.
Pero para la persona corriente, ser espiritual quiere decir ser espiritual
aquí y ahora, en la ciudad donde vive, en las mañanas cuando coge el
trasporte para ir a trabajar, mientras desarrolla su trabajo y cuando regresa a
casa con su familia.
La espiritualidad debe ser pragmática y tenemos que vivirla en nuestro día a día, no hace falta ir a
India ni a ningún templo o capilla, todo aquello que necesitas esta en tu
interior, ya lo tienes, no hace falta buscar en ningún otro sitio.
Cuando paseas por la ciudad, con tu ropa normal, con tus amigos normales, por
las calles de tu barrio y tomas cada una de las decisiones que van tejiendo tu
destino, en cada una de esas pequeñas e insignificantes acciones el hombre espiritual
se muestra como tal, discreto e imperceptible. Así es más sencillo y en lo
sencillo se encuentra la verdad.
Seguir el consejo de maestros esta muy bien, pero ¿acaso existe un mejor
maestro que tu ser interior? Yo creo que no.
Si puedes viajar, conocer lugares sagrados y nutrirte de maestros será
excelente y muy enriquecedor, pero aquello que realmente necesitas, ya se
encuentra en ti, en tu interior, porque el universo es muy sabio y así lo ha
predispuesto ya para ti.
El hombre espiritual no debe renunciar tampoco al dinero, ya que no hay nada
malo en ello, todo lo contrario es la herramienta a través de la cual podrás
hacer cosas maravillosas en este mundo. Es más fácil renunciar al dinero que
aceptarlo en conciencia, ya que tener dinero para hacer o no hacer supone
una responsabilidad, aceptar esa responsabilidad supone un grado de compromiso
mayor con nuestra evolución personal que no aceptarlo.
Además de todas las cosas maravillosas que puedes hacer por lo demás, también
podrás hacer cosas maravillosas por ti mismo, porque disfrutar de los placeres
terrenales con conciencia y amor será una manera de conseguir plenitud y
felicidad, y a través de esta podrás desarrollarte más espiritualmente para tu
propio beneficio y el de los demás.
No puedes hacer nada con conciencia y amor que caiga en tu beneficio y que
al mismo tiempo no beneficie a los demás y viceversa.
Todo y todos estamos conectados y buscar la plenitud y la felicidad solo
puede traer cosas buenas, es sencillo y en la sencillez se encuentra la verdad.
Esta es mi visión del hombre espiritual y para mí el medio para alcanzar la
espiritualidad, sin dogmas, sin pecado, sin castigo, solo con sencillez,
conciencia y amor.
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