
Vayamos por partes. En primer lugar, el hecho de decir que “Juan es egoísta” no tiene tanto que ver con Juan, sino con nuestra manera de verlo e interpretarlo. Seguramente para otras personas “Juan no es egoísta”. Y en segundo lugar, hemos considerado que “Juan es egoísta” porque su comportamiento no se ha ajustado a nuestros deseos, necesidades y expectativas. En vez de hacer lo que nosotros queríamos que hiciera, Juan ha decidido hacer otra cosa.
En el caso de que nos creamos ciegamente que “Juan es egoísta” habremos creado un nuevo prejuicio. Es decir, “una suposición subjetiva que damos por cierta e inamovible”. Como consecuencia, cada vez que interactuemos con Juan tenderemos a observar e interpretar su conducta partiendo de dicha premisa. Y a menos que cuestionemos este tipo de pensamientos, acabaremos perpetuando una distorsión de la realidad que puede que nos impida volver a verlo tal y como verdaderamente es.
B.Vilaseca
0 comentarios:
Publicar un comentario