TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



JUBILAR-SE versus SER VIEJA





Aprender a disfrutar la jubilación
XAVIER GUIX


La jubilación está dando mucho que hablar últimamente. A la reciente discusión sobre su edad hay que añadir los datos demográficos: vivimos en una sociedad que envejece muy deprisa. Aprender a afrontar esta etapa es otro de nuestros retos existenciales.


“Somos seres activos, creativos y relacionales. Es lo que necesitamos para realizarnos en la vida, y eso no tiene edad”


Me cuenta Amparo que desde que su marido se ha jubilado todo ha ido a peor. Ella, que aún trabaja, tenía su vida “apañá”. En cambio, ahora tiene “la mitad de la pensión y el doble de marido”. De repente se encuentra con un esposo gruñón, que la persigue, le critica todo, le pide explicaciones de sus conversaciones, la manda y quiere que esté sólo pendiente de él. “Si sigue así, me separo”, concluyó.
Éste sería un caso común de una jubilación mal gestionada, aunque otros, más positivos, nos permitirían observar las dos caras de la experiencia de jubilarse. Deseada por unos y temida por otros. Una espera que desespera o una patada en el trasero para los que no saben hacer otra cosa que trabajar. Una contrariedad para los que están en su mejor momento. Hay que ver lo que oculta el trabajo: sueños y frustraciones.


LA JUBILACIÓN COMO JÚBILO
“Sólo aquello que se ha ido es lo que nos pertenece” (Borges)


La palabra jubilación está emparentada con júbilo, o sea, alegría. Se supone que, más allá de un acto meramente administrativo, el cese laboral es la culminación de una etapa de compromiso social, para pasar a otra descargada de expectativas y obligaciones. Es como pasar de lo duro a lo suave. Es vivir el júbilo de levantarse por la mañana y disponer de todo el día por delante. El júbilo de hacer lo que a uno le venga en gana. La alegría de encontrarse de nuevo con uno mismo y por fin dedicarse sólo a ser.
En cambio, la jubilación parece que en lo material sólo sean pagas y en lo psicológico algo así como la inutilidad del ser o, en su mejor versión, la vida ociosa bien merecida. Jubilarse, sea cuando sea, es como una rendición, un apearse en medio del trayecto, un ¿y ahora qué? Es la cara dura del jubileo, la triste sensación de que a uno le echan del sistema, sin importar su opinión, su disponibilidad o su momento vital y profesional. Claro que todo va a depender, más allá de lo que diga una norma administrativa, de cómo se ha resuelto personalmente la relación entre el ser y el tiempo.


DEJAR DE HACER PARA SER
“Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no se pierde; ahora coloca las bases debajo de ellos” (Henry David Thoreau)


Occidente se ha especializado en la capacidad de transformar el mundo, mientras que en Oriente ha predominado la contemplación, la aceptación de la vida como es. Aunque vamos camino del acercamiento, hay que reconocer que por nuestras lides impera el sentido de la acción, del hacer. Uno es, sobre todo, lo que hace. Bajo este paradigma, la jubilación es una intromisión o un permiso para dejar de hacer. Entonces, si no hacemos, ¿qué somos? ¿Quiénes somos?
La identidad de una persona ha tenido diversos referentes a lo largo de la historia. Antiguamente se relacionaba la identidad con el lugar de nacimiento (Tales de Mileto, Jesús de Nazaret…). Después, según el oficio: el herrero, el mercader, el carpintero. Más tarde se definió por la estirpe patriarcal. Erickson como hijo de Erick. Fernández como hijo de Fernando. Aún hoy, para muchas personas, su identidad está vinculada a la organización social, al papel que desempeñan y a la relevancia de la empresa o institución a la que pertenecen. La jubilación significa quitarles la privilegiada etiqueta. A partir de ahí, ni son ni representan. De ahí deviene la primera crisis: aprender a ser uno mismo, sin lo de fuera.
Una de las mayores expectativas que acarreamos es la de “ser alguien en la vida”, lo que significa trabajar duro y alcanzar una buena posición laboral y social. Nos damos cuenta pronto de que una cosa son las actividades que nos gustan y otra trabajar. Queda separada la relación entre actividad y trabajo, siendo la primera una mera distracción para los ratos de ocio. Sólo unos pocos afortunados parecen tocados por la vara vocacional, pudiendo trabajar disfrutando. El resto se pasan el día echando cuentas y planificando a años vista. Se olvidan que el tiempo se vive, no se cuenta.


SOMOS ACTIVOS, NO TRABAJADORES
“Dadme un punto de apoyo y moveré la Tierra” (Arquímedes)


Si logramos quitarnos la etiqueta de trabajadores, podemos observar al ser humano fundamentalmente como energía, inteligencia y amor. Somos seres activos, creativos y relacionales. Eso es lo que necesitamos para realizarnos en esta vida. Y eso no tiene edad. La jubilación entonces se limita a un cambio en el tipo de actividad, su frecuencia o su organización. Nada más. Seguimos activos, creativos y amantes. Sólo faltaría que eso también lo regulara el Estado.
Para una gran mayoría de personas, la jubilación va a representar un cambio difícil, porque no entienden otra actividad que no sea trabajar. Esa creencia limita la oportunidad a nuevas iniciativas e incluso profundizar en aquellas para las que siempre ha faltado tiempo. A menudo se les dice a los jubilados: “Ahora podrá hacer todo aquello que no pudo hacer en su momento”. No es cierto. Cada momento tiene sus intenciones. No es lo mismo estudiar una carrera para ejercerla posteriormente, que estudiarla sólo por el placer de saber. Ahora es ahora. Y ahora cabe recoger lo que se ha cosechado, sabiduría de vida, para vivir en lo aprendido.


LA JUBILACIÓN COMO PROCESO
“Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa” (proverbio chino)


La perspectiva de la jubilación demanda tiempo para reflexionar sobre cómo encarar su llegada. No hay nada peor que levantarse un día pensando: no tengo nada que hacer. Todas las experiencias de cambio significan un periodo de crisis, de resituación, y más en este caso en el que cambian factores globales como el dinero, las relaciones familiares y sociales o la vida en el hogar. Será necesaria una etapa de desconexión progresiva de la vida laboral, de vencer resistencias, alternada con afianzar nuevas actividades, horarios, etcétera. Hay que darse la oportunidad de irse jubilando, de llegar al final del proceso habiendo enterrado al “trabajador administrativo”, habiendo renacido como ciudadano activo de este mundo. Habiendo decidido qué queremos conservar y qué queremos cambiar.
Entiendo que una de las cosas que peor se llevan es la obligación de cesar. Para todas las personas con una vida intensa, creativa, vocacional, e incluso aquellas cuyo valor añadido es precisamente la edad, su experiencia y sabiduría, no tiene sentido alguno que se les rescinda el contrato con la Seguridad Social. Creo que todos estaríamos de acuerdo en que hay personas que no deberían jubilarse nunca. En cambio, nadie entiende cómo otras no se han jubilado todavía. Debe de ser por eso que alguna pauta común deba existir, a disgusto seguramente de todos.
Decía Serrat que “todos llevamos un viejo encima”. Aunque hoy vejez y jubilación han perdido su relación cronológica, el debate actual sobre las jubilaciones es una buena ocasión para redefinirnos: ¿De quién dependemos? ¿Qué sentido tiene el trabajo para nosotros? ¿Qué otras cosas nos mueven en la vida? ¿Qué sentido tiene el tiempo? ¿Lo cuento o lo vivo? ¿Dónde invierto mi energía, mi creatividad y mi amor?

¿CONOCES TÚ CÁRCEL?


Sobre cuestiones de libertad
no se trata de hacer lo que quieres
se trata de amar lo que haces.
REBELDÍA versus SUMISIÓN
El coach debe incentivar el culto y cultivo de la conciencia individual del coachee hasta, incluso,
convertirse en un especialista de CONCIENCIAS
que alimentan un cierto narcisismo psicológico-moral.
Para ello debemos suprimir el "negocio de la salvación"
Es necesario tener una conciencia continua
de lo que nos sucede
para darnos cuenta de donde se encuentra
lo que nos hace daño,
comprenderlo,
aceptarlo y liberarlo para fundar, en su lugar,
otra actitud que nos genere plenitud y alegria.
Frecuentemente nuestras emociones
están guiadas por los MIEDOS y necesidades, i
gnorando nuestras ilusiones y talento.
Hacemos para tener y quizá SER,
en lugar de SER para que haciendo tengamos.
Y ahí está la raiz de la angustia
y la carcel de la que no se puede escapar.

¿CÓMO DEFENDEMOS NUESTRA PERSONALIDAD?


Podemos y tenemos mecanismos de defensa de la personalidad tales como:

El autismo: encerrarme en mí mismo.
La paranoia: desconfío de todos y del mundo: ataco antes de que me ataquen a mí.
La neurosis obsesiva: me encargo de organizarlo todo para que nunca me cojan desprevenido.
La histeria: seduzco a mi entorno y me adapto a él, a fin de crearme aliados.

No obstante protegernos de tal manera puede traernos un sinfín de problemas y dificultades en nuestro caminar por la sociedad.
Diriamos pues que "es peor el remedio que la enfermedad" pero..
¿existen otros mecanismos para fortalecer nuestro potencial?
Muchos de nosotros podemos estar en la demoninada "borderline" ya muy próximos a la zona patológica. Detectar tal circunstancia y practicar la prevención es vital para mantener el equilibrio y el control de nuestras ideas y principios.
El coaching nos proporcionará un menú de sugerencias para dibujar nuestro propio perfil de oportunidades que nos libere de las "falsas soluciones" que nos proporciona la patología humana.

Salir de tus propias creencias a través de la HUMILDAD



El coaching trabaja para el SER
no para el HACER.
Las CREENCIAS dan colorido
a nuestra existencia además
de atarla y determinarla.

Humildad:
La humildad es una cualidad o característica humana que es atribuida a toda persona que se considere un ser pequeño e insignificante frente a lo trascendente de su existencia o a
Dios según si se habla en términos teológicos.
Una persona humilde generalmente ha de ser modesta y vivir sin mayores pretensiones: alguien que no piensa que él o ella es mejor o más importante que otros.
El concepto de la humildad en varias confesiones es a menudo mucho más exacto y extenso.
La humildad no debe ser confundida con la humillación, que es el acto de hacer experimentar en algún otro o en uno mismo una avergonzante sensación, y que es algo totalmente diferente.
Desde la perspectiva de la evolución espiritual, la humildad es una virtud de realismo, pues consiste en ser conscientes de nuestras limitaciones e insuficiencias y en actuar de acuerdo con tal conciencia.
Más exactamente, la humildad es la sabiduría de lo que somos.
Es decir, es la sabiduría de aceptar nuestro nivel real evolutivo.
La humildad en las personas es toda aquella cualidad que revela el completo concepto de lo que es el ser humano, es la verdadera virtud que muestra en un más completo sentido lo que convierte a una persona en humano.

Los grados de la humildad:
1 conocerse, 2 aceptarse, 3 olvido de si, 4 darse.

1 -Conocerse: conocer la verdad de uno mismo.Ya los griegos antiguos ponían como una gran meta el aforismo: "Conócete a ti mismo". La Biblia dice a este respecto que es necesaria la humildad para ser sabios: Donde hay humildad hay sabiduría . Sin humildad no hay conocimiento de sí mismo y, por tanto, falta la sabiduría.
2 -Aceptarse: Una vez se ha conseguido un conocimiento propio más o menos profundo viene el segundo escalón de la humildad: aceptar la propia realidad. Resulta difícil porque la soberbia se rebela cuando la realidad es fea o defectuosa. Aceptarse no es lo mismo que resignarse. Si se acepta con humildad un defecto, error, limitación, se sabe contra qué luchar y se hace posible la victoria. Ya no se camina a ciegas sino que se conoce al enemigo. Pero si no se acepta la realidad, ocurre como en el caso del enfermo que no quiere reconocer su enfermedad: no podrá curarse. Pero si se sabe que hay cura, se puede cooperar con los médicos para mejorar. Hay defectos que podemos superar y hay límites naturales que debemos saber aceptar.Vive según tu conciencia o acabarás pensando como vives. Es decir, si tu vida no es fiel a tu propia conciencia, acabarás cegando tu conciencia con teorías justificadoras.
3 -Olvido de sí. El orgullo y la soberbia llevan a que el pensamiento y la imaginación giren en torno al propio yo. Muy pocos llegan a este nivel. La mayoría de la gente vive pensando en si mismo, "dándole vuelta" a sus problemas. El pensar demasiado en uno mismo es compatible con saberse poca cosa, ya que el problema consiste en que se encuentra un cierto gusto incluso en la lamentación de los propios problemas. Parece imposible pero se puede dar un goce en estar tristes, pero no es por la tristeza misma sino por pensar en sí mismo, en llamar la atención. El olvido de sí no es lo mismo que indiferencia ante los problemas. Se trata más bien de superar el pensar demasiado en uno mismo. En la medida en que se consigue el olvido de sí, se consigue también la paz y alegría. Es lógico que sea así, pues la mayoría de las preocupaciones provienen de conceder demasiada importancia a los problemas, tanto cuando son reales como cuando son imaginarios. El que consigue el olvido de sí está en el polo opuesto del egoísta, que continuamente esta pendiente de lo que le gusta o le disgusta. Se puede decir que ha conseguido un grado aceptable de humildad. El olvido de sí conduce a un santo abandono que consiste en una despreocupación responsable. Las cosas que ocurren -tristes o alegres- ya no preocupan, solo ocupan.
4 -Darse. Este es el grado más alto de la humildad, porque más que superar cosas malas se trata de vivir la caridad, es decir, vivir de amor. Si se han ido subiendo los escalones anteriores, ha mejorado el conocimiento propio, la aceptación de la realidad y la superación del yo como eje de todos los pensamientos e imaginaciones. Si se mata el egoísmo se puede vivir el amor, porque o el amor mata al egoísmo o el egoísmo mata al amor.Una persona humilde al librarse de las alucinaciones de la soberbia ya es capaz de querer a los demás por sí mismos, y no sólo por el provecho que pueda extraer del trato con ellos.Cuando la humildad llega al nivel de darse se experimenta más alegría que cuando se busca el placer egoístamente. La persona generosa experimenta una felicidad interior desconocida para el egoísta y el orgulloso.

¿PUEDE EL COACHING MEJORAR TU SEXO?


Un triunfador se compromete,
da su palabra y la cumple.
Un perdedor hace promesas,
no se pone manos a la obra...
y cuando falla,
sólo se sabe justificar.

Sexo sí, pero no mecánico
BORJA VILASECA

Cuando el sexo se vive sólo para liberar tensión a través del orgasmo, se pierden muchas sensaciones por el camino. El tantra permite cambiar el lenguaje para conseguir más y mejor placer.
Las mujeres tienen vagina, y los hombres, pene. Aunque nos dé cierto pudor hablar de ellos, es innegable que hemos nacido con genitales. Y por más que el sexo se haya condenado a lo largo de la historia, seguimos aquí gracias a nuestra necesidad y capacidad de practicarlo. No hay nada de malo en ello. Es un acto tan puro y natural como comer, dormir o respirar.

"El tantra consiste en aprender a estar conectados con el cuerpo durante el acto sexual
"Guiarse para aprender el lenguaje del cuerpo y una complicidad basada en la ternura y el humor son las claves

Si bien nuestro cuerpo jamás ha realizado ningún juicio moral sobre el sexo, nuestra mente todavía sigue contaminada por falsas creencias que limitan nuestra manera de disfrutar plenamente de nuestra sexualidad. Por más que nos cueste reconocer, en el inconsciente colectivo de la sociedad continúan reprimidos muchos sentimientos de vergüenza y culpabilidad.
Y dado que todo lo que reprimimos termina aflorando con más fuerza, formamos parte de una sociedad que nos bombardea continuamente con mensajes sexuales explícitos o subyacentes. Lo cierto es que muchos psicoterapeutas afirman que los pensamientos relacionados con el sexo se han instalado como okupas en nuestra cabeza. Prueba de ello es que la palabra sexo es, con diferencia, la más escrita en el buscador Google. Eso sí, en este caso la cantidad de estímulos que recibimos es inversamente proporcional a la calidad con la que lo practicamos.

MONOTONÍA EN LA CAMA
“Seguro que más de una vez te has preguntado: ¿Eso es todo? ¿El sexo se acaba aquí?” (Hari Dass)

Debido a nuestra falta de información y educación sexual, al convertirnos en adultos nos seguimos guiando por los hábitos mecánicos aprehendidos durante nuestra pubertad. Así, solemos meternos en la cama siguiendo una serie de rutinas monótonas, carentes de imaginación y creatividad. Por eso con el tiempo suele desaparecer la atracción sexual hacia nuestro compañero (o compañera) sentimental, llegando incluso a caer en el desinterés, la inercia y el aburrimiento. De ahí que muchos opten por cambiar frecuentemente de amante o demonizar la monogamia como filosofía de pareja.
Por más que esta conducta sea la habitual, tan sólo deviene cuando practicamos el sexo de forma mecánica e impulsiva, quedando atrapados por nuestra biología, cuya única finalidad es garantizar la reproducción de nuestra especie. Ésta es la razón por la que solemos establecer un mismo patrón de conducta sexual, marcado por la acumulación de excitación y la liberación de esta tensión a través del orgasmo.
Sin embargo, nuestra obsesión inconsciente por alcanzar el clímax es precisamente lo que nos impide disfrutar de todo nuestro potencial sexual. Para lograr una mayor profundidad y satisfacción en la cama no nos queda más remedio que trascender nuestra impulsividad animal. No en vano, más del 99,9% de nuestros encuentros sexuales no tienen como fin la reproducción, sino la búsqueda de placer, cariño e intimidad a través de la conexión sexual y amorosa con nuestro amante.
PRECOCES E IMPOTENCIA
“El sexo es el consuelo que a uno
le queda cuando no le alcanza
el amor” (Gabriel García Márquez)

Nuestros encuentros sexuales suelen estar regidos por la tiranía de la coitocracia. Es decir, por el afán de que el pene se ponga erecto enseguida para poder penetrar la vagina. Tanto es así, que la mayoría creemos que hacer el amor es sinónimo de realizar el coito.
Y es precisamente esta creencia limitadora la responsable de la gran mayoría de disfunciones sexuales masculinas, como la impotencia o la eyaculación precoz, que hoy día limitan la vida sexual de millones de parejas en todo el mundo.
La reconocida experta en el campo de la sexualidad consciente, Diana Richardson, señala que “la impotencia aparece cuando el hombre se siente presionado o con miedo de no dar la talla ante su pareja”. Por su parte, “la eyaculación precoz es aquella que se produce de un modo inesperado e incontrolable, mucho antes de que los dos amantes alcancen la mutua satisfacción”. En ambos casos, y salvo en ocasiones excepcionales relacionadas con patologías médicas, “estas disfunciones se originan en la mente y no en el cuerpo”.
UNA ALTERNATIVA
“Toda verdad pasa por tres etapas. Primero es ridiculizada, luego es violentamente rechazada y finalmente es aceptada como obvia” (Arthur Shopenhauer)

No importa el grado de compromiso ni de intimidad. Ni tampoco la orientación
sexual. Cada vez más amantes y parejas occidentales, tanto heterosexuales como homosexuales, están apostando por transformar su forma de vivir la sexualidad, de manera que el amor y la pasión sexual se vuelvan verdaderamente sanos y sostenibles. Más allá de obtener placer, late la necesidad de recuperar el valor sagrado que implica fusionarse sexualmente con otro ser humano.
Prueba de esta necesidad emergente es el auge que están teniendo los cursos de tantra en nuestra sociedad. La palabra tantra significa “expansión”, y se refiere a una serie de libros hindúes que describen ciertos ritos y disciplinas orientados a mejorar la profundidad y la intensidad de nuestros encuentros sexuales. Estos textos fueron escritos hace más de 2.000 años en forma de diálogo entre el dios Shiva y la diosa Shakti, que representan a lo masculino y a lo femenino.
QUEDAR PARA HACER EL AMOR
“Si no puedes relajarte con tu amante, ¿con quién podrás?” (Osho)

Entre otros pioneros que han estudiado, practicado y exportado esta filosofía oriental a Occidente destacan los profesores Charles y Carolina Muir. Para ellos, “el tantra parte de la premisa de que existen dos opuestos complementarios, la masculinidad (yang) y la feminidad (yin)”. Pero estas designaciones van mucho más allá de la biología. “No importa si los amantes son heterosexuales u homosexuales. Lo que sí es necesario es que sean complementarios, es decir, que uno encarne la polaridad sexual masculina (vigorosidad, fuerza, iniciativa…), y el otro, la femenina (suavidad, delicadeza, receptividad…)”.
De esta forma, el sexo podrá convertirse en el puente que permita que los dos amantes se fusionen, volviéndose uno. Y es precisamente la experiencia de esta unidad la que nos llena de dicha, renovando nuestra energía vital y potenciando el vínculo afectivo con nuestra pareja. Así, la práctica del tantra consiste en abandonar cualquier meta impuesta por la mente, aprendiendo a estar más conectados a nuestro cuerpo durante el acto sexual.
El tantra propone cambiar el lenguaje con el objetivo de sacralizar la unión entre la energía sexual masculina y la femenina, honrando y dignificando nuestra sexualidad. Por ejemplo, al pene lo denomina lingam, que significa “vara de luz”. Y a la vagina, yoni, que quiere decir “espacio sagrado”.
A diferencia del sexo convencional, en el que se sobrevalora el impulso y la espontaneidad, el tantra anima a los amantes a preparar cuidadosamente sus encuentros sexuales. El primer paso es sacarle el polvo a nuestra imaginación y creatividad para convertir el dormitorio en un auténtico templo del amor.
El segundo aspecto a tener en cuenta es la duración del acto sexual. Más allá de los encuentros rápidos y fugaces, el tantra nos recuerda que el sexo amoroso y consciente requiere su propio espacio y tiempo. De hecho, lo concibe como un regalo que se hacen los amantes mutuamente. De ahí que los juegos preliminares sean esenciales. Sorprender a nuestra pareja con un masaje relajante puede ser un buen comienzo.
El tercer punto importante para practicar el tantra consiste en aprender a poner consciencia en la respiración. “Cuanto más corta y acelerada, más esclavos seremos de los impulsos que nos mueven a culminar el acto sexual por medio del orgasmo”, explica el reconocido experto David Deida. En cambio, “cuanto más profunda y relajada, mayor será nuestro control y nuestra capacidad de disfrutar la inmensa gama de sensaciones que ofrece cada experiencia sexual”.
AMAR CONSCIENTEMENTE
“La finalidad del tantra no es lograr el orgasmo, sino experimentar el éxtasis”
(Charles Muir)
“Con el entrenamiento adecuado, las parejas tántricas pueden hacer el amor durante horas”. Eso sí, “para mantener la energía vital y sexual”, Deida recomienda preparar bandejas con uvas, cerezas y otras frutas ligeras por el estilo, de manera que los amantes puedan hacer pausas, que a su vez permitirán al hombre “ejercer un mayor control sobre su eyaculación”.
Para esta filosofía oriental, lo verdaderamente importante no es la cantidad, sino la calidad de nuestra sexualidad. Y para lograrlo, “la clave reside en la conexión amorosa que crean los amantes a través de su mirada (que se mantiene fija en los ojos), su comunicación (guiándose mutuamente para aprender el lenguaje de sus cuerpos) y, sobre todo, su complicidad, basada en la ternura, la dulzura y el humor”, explica Deida.
En este sentido, “hemos de recordar que la excitación es un obstáculo para el verdadero disfrute, pues ésta nos enchufa a la mente, desconectándonos de nuestro cuerpo”, sostiene la sexóloga Diane Richardson. En su opinión, “cuando hacemos el amor, a menudo nos dejamos llevar por la fantasía sexual; esto sucede porque no somos conscientes de lo que está ocurriendo en el momento presente. Nuestra atención no está en el aquí y ahora de nuestra pareja, sino que está entretenida en la creación de otro amante idealizado o de una situación imaginaria. En contraposición, la relajación es la puerta que nos conduce al éxtasis”.
Cambiar la intencionalidad de nuestra vida sexual. Sin embargo, comprometernos con este aprendizaje puede unirnos todavía más con nuestra pareja. Al abandonar la idea de que tenemos que conseguir algo a través del sexo, nuestra experiencia adquiere una nueva sensibilidad y un nuevo ritmo, dos cualidades que permiten apreciar sensaciones y placeres que antes permanecían ocultos debido a un exceso de excitación. Lo mejor, no creernos nada y atrevernos a probarlo por nosotros mismos.

Insatisfacción en la cama
“Cualquier resultado de insatisfacción en la cama tan sólo pone de manifiesto que la práctica del sexo y todo lo que la rodea está siendo errónea e ineficiente”, señala Diane Richardson. Para saber el camino, esta experta nos anima a preguntarnos cómo nos sentimos minutos después de concluir el acto sexual. ¿Más plenos o más vacíos? ¿Más alegres o más tristes? ¿Más vitales o más cansados? Así, la conocida pregunta retórica ¿por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? esconde una respuesta difícil de afrontar: en general, no sabemos amar a través de nuestro cuerpo.

¿ESTÁS COMPROMETIDO CONTIGO O TE SATISFACES?


Un triunfador sabe que la adversidad
es el mejor de los maestros.
Un perdedor se siente
víctima durante las
adversidades.

Conocemos nuestra imagen externa, la cuidamos y la adornamos.
Pero ¿nos interesa el interior de nuestra existencia?
Comúnmente deseamos poseer las cosas eternamente.
Esto se produce como consecuencia de la soberbia de nuestro existir
que no acepta la temporalidad
como último destino de nuestra estancia en este escenario socio-productivo.
Todo nuestro entorno está cubierto de velos
que disimulan los misterios
de la razón de estar aquí.
Podemos ser más curiosos
y ejercitarnos en encontrar una explicación
propia sobre estos misterios
a la vez que lo compartimos con los demás.
La disciplina del coaching, desde sus distintas ópticas,
puede ayudar a desvelar el conocimiento
que la inteligencia nos ha regalado.
El coaching es un "encuentro"
entre personas comprometidas que desean
responsabilizarse consigo mismas.

OUTPLACEMENT


¿Qué es el outplacement?
La reubicación de empleados después de un despido es una de las prácticas más exitosas del área RRHH de muchas empresas.

Es una práctica que va en aumento, y una nueva especialidad para muchos consultores y empresas especializadas en RR.HH: se trata del “Outplacement”, o el conjunto de técnicas para reubicar trabajadores cuando por fusiones, adquisiciones y reestructuraciones hay que prescindir de parte del personal. Se trata de contenerlos y reorientarlos, para facilitarles una positiva reinserción laboral y que no se vea afectada su reputación en el mercado de trabajo ni su vida familiar. Es que muchas veces se ha observado que los desvinculados comprenden perfectamente las razones por las que se prescinde de ellos, pero quedan resentidos al notar un manejo desprolijo o poco amable de la situación. Y ya son muchas las consultoras en RR.HH que están ofreciendo ocuparse profesionalmente de gestionar esas “transiciones” en los casos de cambios estructurales de las corporaciones. Se trata de reorientar positivamente a los ejecutivos que se desvinculan, redefiniéndoles su horizonte profesional y generándoles una visión optimista sobre su propio futuro mediante una serie de herramientas adaptables a cada caso individual, y ayudar en el diseño de estrategias para alcanzar nuevos objetivos laborales. Implica toda una “reeducación” del ejecutivo, actualizándolo sobre las realidades del mercado y como su perfil puede ser recibido en las redes de contactos que le ayudan a construir con un entrenamiento específico. Uno de los objetivos desde el punto de vista de la empresa que contrata servicios de Outplacement es reducir conflictos emocionales, y que el colaborador desvinculado se sienta gratificado por el interés que se muestra por él, percibiendo la nueva situación no como algo ríspido sino como un nuevo desafío profesional, mediante una reformulación de su marketing personal. Hoy, el Outplacement es una herramienta de creciente popularidad, porque los procesos de fusiones y adquisiciones, de permanente aumento en cuanto a velocidad y frecuencia, son el perfecto escenario para su difusión. Normalmente, se identifican varias etapas en estos procesos. La primera es una evaluación de las capacidades, conocimientos, experiencias y aptitudes de quien será desvinculado, y como puede potenciar al máximo sus calidades profesionales. Luego, en función de los resultados de la primera etapa, se colabora con el ejecutivo saliente en buscar ofertas de empleo para funciones similares a las que estaba realizando; luego, se estudian sus posibilidades ante un cambio de tareas, para después considerar una total ruptura de sus hábitos laborales, mixturando las situaciones. Por último se lo orienta para el caso que deba emprender un proyecto en forma autónoma. Además se lo asiste facilitándole herramientas físicas como puede ser acceso a computadoras y cuentas de e-mail, documentación y bases de datos, etc.También se incluyen ejercicios para mejorar la comunicación y un seguimiento del empleado de hasta un año a partir de que consigue reinsertarse en otra organización, para verificar su grado de integración al nuevo entorno. En resumen, se trata de enfrentar una situación que puede ser traumática y transformarla en una fuente de oportunidades, considerando que el despido muchas veces puede transformarse en un impulso para que algunos empleados mejoren en su desempeño profesional, obligándolos a tomar la dirección de su propio destino laboral y alejándolos del conformismo que siempre genera la rutina. Incluso, la creciente popularidad de estos servicios se va extendiendo a todos los estamentos empresariales, dejando de ser solo un privilegio de los altos ejecutivos. De ese modo, se han visto muy reducidos en cuanto a tiempo empleado los procesos de búsqueda de empleo, promediando entre cinco y seis meses contra un año o más que se empleaba antes, lo cual resulta beneficioso para la empresa que se desprende de trabajadores, ya que es menor la tensión entre el personal y el tiempo que los desvinculados le dedican a conseguir nuevo empleo desde que toman conocimiento de la situación. Y ciertamente eso es muy bueno para el futuro del empleado, ya que en general los empresarios no suelen ver bien a quienes han pasado largos periodos de inactividad. En cuanto a la financiación del proceso de Outplacement, la empresa que prescinde de empleados es la que se hace cargo de la cuenta, que generalmente se calcula en base a la remuneración bruta anual de los empleados desvinculados, oscilando siempre entre un 16 y un 20% de la misma.
El "OUTPLAMENET" es también una disciplina del coaching para ayudar en la emancipación.