TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



¿PUEDES VIVIR SIN AMAR?


El amor es lo único que crece cuando se reparte

Todos los vicios de la mente son fruto de interpretar de forma egocéntrica la realidad, una actitud impulsiva e inconsciente que nos impide aceptar lo que sucede tal como viene y a los demás tal como son. Ésta es la causa real de todo nuestro sufrimiento, que además nos encierra en un círculo vicioso muy peligroso. Para poder amar, primero hemos de albergar amor en nuestro corazón.

¡¡¡ACÉPTATE COMO ERES!!!

Si tú cambias, todo cambia

Nuestros pensamientos crean en gran medida nuestras experiencias, ya que en un nivel inconsciente podemos tender a facilitar aquello que esperamos que suceda

Acostumbrados a seguir los cambios del mundo a través de las noticias, podemos llegar a creer que las cosas que suceden son totalmente ajenas a nosotros, y que lo único que podemos hacer es adaptarnos a las circunstancias. Si son adversas, entonces solo cabe aguardar que cambien. Esta espera de tiempos mejores obvia un hecho relevante: cada persona, con sus pensamientos y actos, tiene un notable poder para configurar su realidad.
Como reza una ley del mítico Hermes Trimegisto, “si tú cambias, todo cambia”. En nuestras manos está decidir nuestras expectativas y el tipo de relación que establecemos con el mundo, lo cual acaba definiendo en gran parte cómo será nuestra vida. En un nivel inconsciente, nuestra mente guía nuestros actos para ayudar a que aquello que creemos que sucederá pueda hacerse realidad. Por consiguiente, aquella persona que está convencida de seducir a alguien o de realizar una venta, por poner dos ejemplos, tiene una probabilidad mucho mayor que quien tiene la expectativa opuesta.
Es lo que el sociólogo Robert K. Merton llamó profecía autocumplida. Nuestra conducta está condicionada por lo que prevemos que sucederá. Así, tomando uno de los ejemplos anteriores, el comercial que está seguro de poder cerrar la venta actúa con una serenidad y convicción que dan la confianza necesaria al cliente para aceptar el trato, mientras que quien se programa esperando el fracaso actuará de forma dubitativa y nerviosa, transmitiendo ese mismo mensaje al comprador, que se pondrá a la defensiva.
En su libro ¿Y tú qué crees?, Eva Sandoval explica de este modo cómo actúa nuestra programación para el éxito o el fracaso: “Hay muchas personas que no ven satisfechos sus deseos, que viven un proyecto fallido tras otro, que, pese a hacer terapia, leer libros y asistir a seminarios, sienten que están como al principio. Llegan a pensar que tienen mala suerte, que les falta algo que otros tienen… Sin embargo, su suerte raramente cambiará a no ser que tomen conciencia de las creencias limitadoras que condicionan su vida”.

¿Y tú qué crees?

Eva Sandoval (Urano)
Un manual muy directo y práctico para cambiar la propia caja de creencias y potenciar el poder personal a través de la conciencia y de una nueva mirada sobre el mundo.
Algunas de estas creencias limitadoras, ocultas en el inconsciente pero activas, serían:
- No merezco que las cosas me vayan bien.
- Hay otras personas mucho más capacitadas que yo para esto.
- Si lo consigo, los demás me envidiarán y perderé su aprecio.
Hay innumerables mensajes de autoboicoteo como estos que condicionan lo que decimos y hacemos y que, por tanto, nos procuran resultados negativos. No obstante, si tomamos conciencia de ellos, tenemos la oportunidad de cambiarlos y, de este modo, dar un giro a nuestro destino.
Hay dos maneras básicas de abordar nuestra existencia: en clave de carencias (aquello que nos falta) o en clave de oportunidades (aquello que se nos ofrece). Según donde fijemos la mirada, estaremos facilitando que suceda una u otra clase de cosas.
Según el escritor y conferenciante Brian Tracy, “uno no obtiene en la vida lo que quiere, sino lo que espera. Nunca podemos alzarnos por encima de las expectativas que tenemos de nosotros mismos. Y la buena noticia es que podemos construir las nuestras propias. Una actitud de expectativa positiva es la marca de la personalidad superior”.
Un enfoque favorable sobre los acontecimientos implica no solo confiar en uno mismo, sino también en la disposición de los demás para colaborar con nosotros y ayudarnos en nuestro camino.
Detrás de muchas experiencias de fracaso está la profecía autocumplida de que no encontraremos apoyos para lo que nos hemos propuesto o, peor aún, que el resto del mundo hará lo imposible para intentar frenarnos. Pero antes de que eso suceda, la mente inconsciente ya se encarga de dinamitar el camino hacia la consecución de nuestra meta. Así, podemos decirnos a nosotros mismos y a los demás: “¿Lo ves? Ya te decía yo que pasaría”.
Esta actitud de autoboicoteo es inconsciente, por lo que basta con darnos cuenta de que operamos a través de ella para dar la vuelta a nuestra programación. Tal como afirma Brian Tracy en su libro El camino hacia la riqueza, “como solamente usted puede dominar sus pensamientos, se encuentra en total control de su vida. Si desea cambiarla en el plano exterior, solamente tiene que ponerse a trabajar para cambiar su interior. Según las leyes universales de la mente, en la medida en que su mundo interior cambie, el mundo exterior también cambiará para adaptarse al primero”.
Un relato tradicional glosado por Paulo Coelho cuenta que Abel y Caí­n llegaron a un gran lago y se acercaron a la orilla para contemplar sus aguas.
–Aquí dentro hay alguien –comentó Abel a su hermano, sin darse cuenta de que estaba viendo su propio reflejo.


Cuando abro mis ojos al levantarme cada
mañana, no me encuentro ante el mundo, sino ante infinitas posibilidades de mundos”
Colin Wilson
Puesto en alerta por si se trataba de alguna criatura amenazadora, Caín levantó su bastón y se asomó a las aguas. Al ver que la imagen hacía lo mismo, permaneció muy quieto esperando el golpe.
A su lado, Abel miraba su propia imagen en el lago, que le regaló una sonrisa. Eso le provocó una carcajada, y el ser del lago hizo lo mismo.
Al alejarse de allí, cada uno de los hermanos se fue con una experiencia opuesta. Caín se decía: “¡Qué violentos son los seres que viven en el lago!”

Por su parte, Abel pensaba: “¡Qué lugar tan agradable! En el lago viven seres amables y risueños”.
Esta fábula ilustra de forma reveladora cómo nuestras relaciones con los demás están marcadas por nuestras ideas preconcebidas. La persona que ve a todo el mundo como una amenaza actúa con tal desconfianza y agresividad que provoca esas mismas actitudes por parte de los demás. En cambio, si mostramos una expectativa de bondad y colaboración, atraeremos a personas de ese mismo signo.

Para transformar nuestra existencia en algo mucho mejor no basta con modelar solo nuestra mente, confiándolo todo a la ley de la atracción. Ese cambio fundamental no producirá frutos si no lo acompañamos de la creación de nuevas circunstancias.

Tal como explicaba Álex Rovira al analizar las claves de su primer best seller: “Si ahora no tenemos buena suerte, tal vez sea porque las circunstancias son las mismas de siempre. Para que aparezca la buena suerte es conveniente crear nuevas circunstancias, y lo mejor para ello es fijarse en los errores. El error es la base del cambio, y eso es importantísimo. Charles Darwin, por ejemplo, siempre llevaba una libreta encima para anotar todo aquello que no le cuadraba. Sabía que, de lo contrario, el subconsciente haría que lo olvidara. Darwin entendió que inspirándose en el error podría conseguir su objetivo. De esta libreta salieron las ideas de su libro La evolución de las especies”.
Además de optar por un enfoque positivo de la realidad, estando atentos a las oportunidades, si nos comunicamos y actuamos mejor, estaremos creando nuevas circunstancias que nos procurarán resultados más favorables.
Para aumentar la calidad de nuestra vida hemos de empezar cambiando el escenario de nuestros pensamientos y nuestros actos, en lugar de perder tiempo y energía señalando enemigos o tratando de cambiar a los demás.
elpaissemanal@elpais.es

La ley de la correspondencia

Dentro del libro El Kybalion, atribuido al misterioso maestro Hermes Trimegisto, hay un principio que reza: “Como es arriba es abajo, y como es abajo es arriba”. Puede entenderse de muchos modos, pero algunos autores lo interpretan como la relación entre la mente (arriba) y el mundo (abajo). De acuerdo con esta ley, nuestra mente es un espejo de lo que vivimos en la realidad exterior, y no solo porque almacenemos en ella nuestras experiencias. Lo que nos sucede también depende de lo que la mente espera encontrar, como la mujer en estado que de repente empieza a ver embarazadas por todas partes. Del mismo modo, según esta ley, si cambiamos nuestro pensamiento, cambiaremos también las experiencias que viviremos.

ME REFUGIO EN EL ANONIMATO PARA HABLARTE A TI


Igual que no tenemos que hacer nada para ver, no tenemos que hacer nada para amar. Tanto la vista como el amor son atributos naturales e inherentes a la condición humana. Nuestro esfuerzo consciente debe centrarse en eliminar todas las obstrucciones que nublan y distorsionan nuestra manera de pensar, sentir y ser, como el estrés, la negatividad, el victimismo, el odio, la desconfianza, la vanidad, la envidia, la arrogancia, la preocupación, la intolerancia, la cobardía, la avaricia, la indolencia, el orgullo, la impaciencia, la culpa, la tristeza.....

¿TIENES ALGÚN DESEQUILIBRIO EMOCIONAL?


Según las leyes de la evolución, todo empieza con el conocimiento (información veraz). Luego viene la comprensión (experiencia personal). Sólo  así es posible aceptar (dejar de reaccionar negativamente frente a lo que sucede) para poder finalmente amar (dar lo mejor de nosotros en cada momento). Por el camino hemos de vencer a nuestro mayor enemigo: nosotros mismos (nuestro mecanismo de supervivencia emocional, más conocido como ego). Para lograrlo es necesario ser sinceros (no autoengañarnos), humildes (reconocer nuestros errores), valientes (atrevernos a enmendarlos) y perseverantes (comprometernos con  nuestro proceso de aprendizaje).
El miedo (a que nos hagan daño), el apego (de perder lo que tenemos) y la ira (no conseguir lo que deseamos) nos esperan a la vuelta de la esquina.
Un poco más lejos se esconde nuestra ignorancia (el desconocimiento de nuestra verdadera naturaleza), la causa última de nuestro egoísmo (tendencia antinatural que corrompe la actitud de los seres humanos), que es precisamente el que nos impide amar, que es nuestra esencia.

"EL ÉXITO ES APRENDER A IR DE FRACASO EN FRACASO SIN DESESPERARSE"

Afrontar la infertilidad

¿Cómo debe actuar una pareja cuando no puede tener hijos?

No hay reglas fijas, pero tomar decisiones meditadas ayuda a encarar los pasos que dar

La infertilidad, al igual que los accidentes o las enfermedades graves, siempre es algo que “les ocurre a los demás”, y no solemos pensar que nos vaya a pasar a nosotros. Por ello, el diagnóstico de infertilidad suele suponer un duro golpe a la pareja, que necesitará un tiempo para asimilar la noticia y decidir qué pasos dar a continuación.
Lejos de ser algo anecdótico, los problemas de fertilidad son cada vez más frecuentes, llegando a afectar a una de cada seis parejas. El retraso en la edad reproductiva parece desempeñar un papel muy importante. Actualmente en nuestra sociedad hay un desfase entre la “edad reproductiva biológica” y la “edad reproductiva social”, hasta el punto que esta última comienza ya cuando la biológica está en claro declive (por encima de los 35 años en el caso de la mujer).
El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura
Cuando una pareja atraviesa la puerta de una clínica de reproducción asistida, suele llevar más de un año intentando concebir sin éxito, tiempo al que hay sumar el que se ha estado demorando la decisión de buscar el embarazo porque “aún no es el momento idóneo”. A este tiempo tendremos que sumar también el que implica la decisión por la reproducción asistida, las pruebas diagnósticas, listas de espera y los tratamientos, que suelen ser varios y largos.
Uno de los primeros factores que va a marcar el modo de afrontar el tratamiento va a ser la determinación de la pareja de pasar a la acción tras el diagnóstico de infertilidad. En ese punto son muchas las personas que se ven abrumadas por la noticia y durante meses o incluso años demoran la toma de una decisión por verse superados. Pero negar la realidad no hace que esta deje de existir: la búsqueda de consejo e información despejará muchas dudas y ayudará a tomar una decisión.
“Relájate y verás como llega”, “mi vecina estuvo dos años de tratamientos, fue dejarlos y quedarse ella sola”. Estos mensajes se suelen dirigir a la mujer y, aunque bienintencionados, se convierten en un lastre, ya que la responsabilizan del fracaso en conseguir el embarazo, lo que contribuye al estrés y culpa que forman parte casi indisoluble del proceso. El mensaje que implícitamente se está transmitiendo es bastante perverso: “Tu deseo de tener hijos no te deja tener hijos”. La decisión de formar una familia constituye un tema demasiado importante como para “no obsesionarse”. Los esfuerzos –infructuosos– por “no obsesionarse” pueden generar aún más ansiedad y culpa, al sentir que no se es capaz de erradicar aquello que está dificultando el proceso. Entender como algo natural la preocupación, la tristeza y la ansiedad de este proceso suele tener un efecto mucho más beneficioso y “desculpabilizador”.

En contra de la creencia popular, el estrés no suele ser la causa de la infertilidad, pero sí es una de las consecuencias más frecuentes de la misma, está presente durante todo el proceso de reproducción asistida y, como veremos, puede acabar teniendo un papel demasiado importante si no se controla.

También existe una creencia popular muy extendida acerca del papel del optimismo y el pesimismo durante la reproducción asistida: “Si eres tan pesimista, las cosas no irán bien”, “Tienes que ser más optimista, con esa actitud no vas a ningún lado”. ¿Qué hay de cierto en todo ello? El optimismo o el pesimismo, per se, no tienen influencia directa en este proceso, más allá del estado anímico que generan en quien tiene estas emociones. Enfrentarse al proceso con optimismo probablemente va a provocar sentirse mejor y con menos angustia; hacerlo con pesimismo probablemente derivará en sentirse mucho peor.
Uno de los principales motivos de fracaso en reproducción asistida es el abandono temprano del tratamiento: hasta un 25% de las parejas lo dejan tras un primer ciclo negativo. Lo hacen porque se sienten desbordadas a nivel físico y emocional, y ahí desempeñan un papel muy importante el estrés y el pesimismo. Es por esto que acaba siendo determinante un buen abordaje psicológico durante el proceso para aumentar la probabilidad final de éxito. Ya que el 80% de las parejas logran un embarazo en los tres primeros ciclos de fecundación in vitro, lograr un buen ajuste psicológico que evite el abandono temprano se convierte en una meta crucial.
La infertilidad es un problema de pareja, no de la mujer. Es importante y necesario que sean los dos miembros de la pareja quienes acudan a todas las visitas médicas, pruebas, entrevistas, sesiones de apoyo psicológico… Ahora más que nunca hay que trabajar en equipo.
La familia y los amigos. Al ser difícil llevar este proceso de modo privado, es importante delimitar cuál será su papel. ¿Qué se quiere compartir con ellos? Muchas parejas deciden limitar la información que proporcionan a su círculo más cercano para evitar el estrés derivado de sus preguntas y demandas de información. No obstante, el aislamiento no es bueno; es recomendable contar con alguna persona de confianza que les pueda dar apoyo y soporte emocional.
¿Buscar información o dejarse llevar? Hay personas a las que les ayuda mucho recopilar enormes cantidades de información, estadísticas y testimonios acerca del proceso, ya que esto aumenta su sensación de control y disminuye la incertidumbre. Otras prefieren “dejarse llevar” y saber lo menos posible. No hay una opción que sea la mejor por defecto, todo dependerá del modo de afrontarlo que tenga cada uno.
Fijar fronteras. Deben acordar cuáles van a ser los límites que pongan al tratamiento: a cuántos ciclos de inseminación artificial o fecundación in vitro están dispuestos a someterse, cuánto dinero pueden invertir, cuánto tiempo se pueden dar… Fijar estos techos ayudará a delimitar algo poco controlable.
Siempre hay que tener un plan, saber cuál va a ser el siguiente paso a dar tanto si los resultados son positivos como negativos. “Si esto falla, ¿vamos a donación?, ¿adoptamos?, ¿tiramos la toalla?” No basta con un plan B, también hay que tener un plan C y D. Esto les ayudará a disminuir la incertidumbre y aumentará su sensación de control.
Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos
Oliver Goldsmith
Hay un momento especialmente delicado que transcurre desde el final del tratamiento hasta la prueba de embarazo. Suelen ser dos semanas en las que cesan de golpe todas las visitas médicas y “solo” hay que esperar al resultado. Las parejas conocen este periodo como la betaespera (la “beta” es el valor de la hormona betaHCG que determina si ha habido embarazo o no). Suele ser emocionalmente muy intenso, y durante el mismo es recomendable realizar actividades placenteras que rompan con la rutina (hacer excursiones, quedar con amigos…) y no centrar todo el tiempo únicamente en esperar los resultados.
La beta es negativa, ¿ahora qué? Es importante asumir que los resultados negativos forman parte del proceso. Cada fracaso duele mucho, es ingenuo esperar lo contrario, pero enfocarlo positivamente será determinante para lograr el objetivo final: de cada experiencia se obtiene información muy valiosa que ayuda a planificar mejor la siguiente intervención y, con ello, maximizar las posibilidades de éxito. Recuerda que, ya de por sí, la reproducción “no asistida” es muy compleja.
¡La beta es positiva!, ¿ahora qué? Muchas parejas se sienten desorientadas al llegar a este punto. Es algo que llevan tanto tiempo esperando que quizá han idealizado lo que deberían sentir. ¿Que qué sienten? Habitualmente, miedo. No suele haber fuegos artificiales ni música épica al ver el resultado, hay una mezcla de emociones muy intensas entre las que predominan, obviamente, la alegría, pero el miedo y la ansiedad tienen un papel muy importante. Muchas parejas llegan a este punto después de meses o incluso años en los que apenas han recibido buenas noticias acerca del proceso, están acostumbrados a perder. Y no se creen que, por fin, han alcanzado la meta. Este miedo poco a poco se desvanece y da lugar a otras emociones.

¡¡¡ES TAN IMPORTANTE LA MADUREZ INTELECTUAL COMO LA ETERNA JUVENTUD!!! MÁS OJO CON LA HIBRIS.


Un reto emancipador consiste en cuestionar nuestras creencias, por más que atenten contra el núcleo de nuestra identidad. De ahí que este aprendizaje surja como una iniciativa personal, un compromiso a largo plazo en el que la conquista del verdadero amor se convierte en el camino y la meta. Y no se trata de una moda pasajera. El autoconocimiento y el desarrollo personal son procesos cada vez más aceptados por la sociedad. Al haber tanta oferta y tratándose de un asunto tan íntimo y delicado, su utilidad dependerá de lo bien que sepamos elegir.

EL AMOR ES LA AUSENCIA DEL EGOISMO


Ciertas o no, las creencias moldean nuestra percepción del mundo e influyen en nuestra forma de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. Y no se trata de culpar a nadie, sino de responsabilizarnos de nuestro proceso de cambio y crecimiento. Lo que está en juego es nuestra libertad para decidir quiénes podemos ser. Y aquí  no hay maestros, sólo espejos donde vernos reflejados. En última instancia, dejar de existir como orugas y empezar a vivir como mariposas es una transformación que sólo depende de cada uno.